EPILOGO
No fue posible llegar a un acuerdo para que quedara un único candidato
de cambio, por lo que la cosa no pintaba bien. La frase de Goethe “prefiero la injusticia al desorden”
debía sonar en los oídos de buena parte de los consejeros, asiduos lectores del
poeta alemán, al ver cuatro candidatos frente el presidente que llevaba cuatro
años halagando a cada uno de los 19.
Ante la falta de
resultados del intento de que quedara una sola candidatura decidí mantener hasta el final mi oferta de
disponibilidad para que no pudiera decirse que ningún arquitecto, con una
cierta notoriedad, se había ofrecido a representar a la profesión en estas
duras circunstancias.
Para evitar una
última tentación de entrar en el juego de llamadas y promesas a los decanos, la
semana anterior a la elección me fui a Nueva York con mi mujer y mi hijo
pequeño. Según me informaron a mi vuelta fuentes solventes, la suma de “las
promesas firmes” de voto a los candidatos era de 34, lo que no está mal para 19
electores. Un examen más frio de la situación arrojaba solo 7 votos, que con
seguridad no irían al presidente, y otros 4/5 que podrían no votarle al menos
en la primera vuelta.
El día 9 a las 5:30
horas de la tarde se reunió el Consejo y se inició el proceso en el que los
candidatos, en un orden que se sorteó públicamente, hablamos 10 minutos cada
uno frente a los 19 electores y algunos espectadores debiendo permanecer fuera
de la sala los candidatos que no estuvieran interviniendo.
No presencié pués,
las intervenciones de Ludevid, Antonio García Herrero y Paloma Sobrini, (que
hablaron antes que yo), ni las de Noemí Sanchís y Diego Carreño que lo hicieron
después.
En mi intervención
empecé declarando que mi presencia implicaba una aceptación de las reglas de
juego, que como cualquier otra regla tiene inconvenientes y ventajas, y entre
éstas una esencial: La posibilidad de convencer y ser convencido inmediatamente
antes de la votación personal y secreta.
Expliqué que se
trataba de elegir a una persona para:
- Presidir la mesa
-
Ser
la voz de la mesa en las negociaciones con la administración
-
Representar
a los arquitectos ante la sociedad
Dadas las reticencias que me habían llegado sobre
mis supuestas tendencias dictatoriales, expliqué las diferencias entre presidir
y dirigir y me extendí en la importancia de que quien preside se dedique a arbitrar
consensos y no a hacer capillitas, razón por la cual había evitado hablar separadamente
con cada uno de los consejeros, ya que existía esta posibilidad de dirigirme al
conjunto que, por otra parte, es lo que a mi juicio debe hacer un presidente:
-
Discutir
los temas solo en la mesa, nunca fuera de ella y menos aún con solo parte de
los consejeros.
Pasé revista luego
a:
-
Mi
experiencia en negociaciones en la administración
-
Mi
experiencia como comunicador tanto en los cargos desempeñados como en mi
calidad de ciudadano privado, cuya opinión es solicitada con alguna frecuencia
en los medios.
-
Resalté
también mi credibilidad en el mundo académico, especialmente en el
mantenimiento en la formación de los aspectos técnicos de la profesión.
Terminé recordando el reto que tenemos delante con
la LCSP y la revisión de la LOE ante el que creo ser el único que ha formulado
una línea estratégica: desarrollar la intervención de otros técnicos a través
de los proyectos parciales como indica la LOE, manteniendo para los arquitectos
la coordinación y la posibilidad de redactar todos o parte de ellos.
Por último reiteré
mi intención de, una vez resuelto para bien o para mal el marco de la actividad
profesional, proponer una reestructuración de la organización colegial y
someter a votación en el Consejo la eventual convocatoria de elecciones a
equipo directivo de acuerdo con los nuevos estatutos, si estimaban que la
renovación del marco profesional debía ser presidida por alguien más joven.
Terminadas las
intervenciones se procedió a la votación y su escrutinio con el siguiente
resultado:
Jordi Ludevid...................... 12
votos
Antonio García................... 3 votos
Noemí Sanchís.................. 2 voto
Paloma Sobrini.................. 1 voto
Ricardo Aroca..................... 1 voto
Diego Carreño.................... 0 votos
Pese a lo secreto del voto, no hay misterio alguno
respecto al origen de cada uno, puesto que, salvo los compromisos muy firmes y
ya conocidos de antemano, todos los demás consejeros votaron a Ludevid. El
origen casi seguro de los votos es el siguiente:
Ricardo Aroca..................... Madrid
Paloma Sobrini.................. Cantabria
Noemí Sanchís.................. Consejo
Andaluz y Galicia
Antonio García................... Murcia,
Vasco-Navarro y Extremadura
Jordi Ludevid...................... el
resto
Aunque probablemente
el resultado no hubiera sido otro, pudo influir en la votación el que en los
días previos se produjeran además dos hechos que han contribuido al cierre de filas
en torno al presidente:
El Consejo andaluz
presentó una moción para anular la candidatura del Sr. Ludevid en base a una
interferencia de éste en las elecciones a la presidencia del susodicho Consejo
Andaluz (Ludevid encargó un informe jurídico sobre la legalidad de una eventual
reelección del actual presidente del Consejo Andaluz sin informar al Consejo
Superior ni al interesado). La moción fue rechazada por 13 votos.
Tuvo entrada en el
Consejo Superior una citación judicial al presidente, en calidad de imputado,
de delitos como consecuencia de una denuncia de la policía (se habían producido
a lo largo del último año dos cartas del secretario a los consejeros sobre este
tema que habían desembocado en un fallido intento de destitución del
secretario).
No por previsible la cosa ha sido menos
decepcionante para los que veíamos necesario un relevo al frente del Consejo.
Cabe esperar nuevas dilaciones en la puesta en marcha de los estatutos
aprobados por la asamblea el año pasado (la probable disposición de la LCSP en
relación con la adaptación de los estatutos a la nueva ley ofrecerá una
excelente oportunidad de retrasar la cosa varios años más).
En relación con lo que de verdad importa -mantener
un marco legal que haga posible el ejercicio de la profesión de arquitecto- todos
debemos ayudar en la medida en que seamos capaces (y nuestro concurso sea requerido,
o al menos tolerado) a conseguir el mejor resultado posible.
Creo que con esto cumplo con mi compromiso de
informar sobre el proceso. Responderé a preguntas en la medida de lo posible
solo durante la próxima semana.
12 de Noviembre de 2013.
Ricardo Aroca Hernández-Ros